La espera

La espera, de Keum Suk Gendry-Kim (Reservoir Books)

Corea es un país con una historia reciente muy traumática. Sufrió la terrible ocupación japonesa desde 1910 a 1945; entre 1950 y 1953 fue escenario del primer gran conflicto de la Guerra Fría y a continuación el país quedó dividido por el paralelo 38°, división que aún perdura. La autora coreana Keum Suk Gendry-Kim trató en su anterior obra, Hierba, un tema aún hoy en día poco conocido: la situación de las mujeres coreanas que fueron forzadas a convertirse en esclavas sexuales por el ejército japonés. Fue una obra que obtuvo un gran reconocimiento, sobre todo por el gran ejercicio de memoria histórica que suponía revivir las experiencias de estas mujeres silenciadas durante décadas. El interés de la dibujante por la historia de su país es notorio, como demuestra que su nueva obra se centre en el pasado de sus habitantes.

En La Espera, Keum Suk Gendry-Kim nos habla de otro episodio histórico traumático, ya que narra cómo afectó la Guerra de Corea a cientos de miles de familias que se convirtieron en refugiadas y que acabaron con parte de sus seres queridos más allá de la nueva frontera que separó Corea en dos. Aunque en esta ocasión son unos hechos más conocidos, es especialmente interesante su acercamiento al conflicto bélico, puesto que vemos los hechos desde la perspectiva de la gente corriente. Las grandes decisiones militares y geopolíticas quedan al margen del relato, pero la autora muestra como afectan a la población coreana.

El otro eje narrativo de la obra es un suceso más reciente: tras más de 60 años de espera, los gobiernos de Pyonyang y Seúl llegaron a un acuerdo para que algunas familias pudieran reencontrarse. Fue un pequeño gesto más efectista que efectivo y que no afronta la enorme complejidad del conflicto, pero pese a ello supuso una gran alegría para las familias afortunadas. A partir de diversos testimonios, la dibujante reconstruye estos encuentros.

Es una lectura dura, con momentos realmente trágicos, pero que nos permite conocer los efectos de un conflicto bélico de esa magnitud. Cuando los disparos y los bombardeos cesan, acaba la guerra, pero las víctimas quedan marcadas de por vida. Además, la implicación personal de la dibujante, que también relata la historia de su madre, hace que La Espera sea un cómic aún más conmovedor.

Gráficamemte mantiene las claves estilísticas de «Hierba», aunque mi sensación es que en ciertos aspectos ha evolucionado y ha depurado algunos recursos. Los silencios, las composiciones de página e incluso la forma en que guía nuestra mirada entre las viñetas más imaginativas son elementos que convierten a La Espera en una obra muy interesante también en el aspecto visual. La estética general, a medio camino entre el manga y el cómic europeo, evidencian las influencias híbridas de Keum Suk Gendry-Kim, quien residió durante muchos años en Francia.

Tras el díptico HierbaLa Espera, las dos primeras entregas de la trilogía que la dibujante está creando para narrar la historia contemporánea de Corea, solo puedo decir que mis expectativas sobre el tercer volumen son altísimas. Gracias al éxito cosechado con Hierba, la publicación de La Espera ha sido muy rápida, así que espero que no tarde mucho en llegar ese tercer cómic. El antibelicismo, la reflexión en torno a la memoria y la sensibilidad con que ha mostrado unos testimonios tan difíciles convierten, indudablemente, a Keum Suk Gendry-Kim en una de las autoras más interesantes del panorama internacional.

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