La balada del norte (Tomo 2)

La balada del norte (Tomo 2), de Alfonso Zapico (Astiberri)

Cuando escribí hace ya más de dos años sobre el primer tomo de La balada del norte la obra iba a constar de dos volúmenes. El primero servía para construir los personajes principales, dotar a la trama de un contexto histórico bien elaborado y mostrar los orígenes de la revolución de Asturias; y teóricamente en el segundo se iban a desarrollar los hechos revolucionarios y la posterior represión. Finalmente, ante la magnitud de la obra, Alfonso Zapico decidió que este monumental cómic fuera publicado en tres partes, de modo con el Tomo 2 estamos ante el nudo de la trilogía.

Al final del primer tomo Zapico nos mostraba el inicio de la revolución y de la mano de Apolonio y su hija Isolina éramos testigos de cómo se organizaba la cuenca minera para llevarla a cabo. En este segundo, los hechos revolucionarios ya están en marcha. Los mineros dominan los valles y marchan hacia la capital, donde se refugian las clases altas de la sociedad asturiana. Entre quienes se trasladan a Oviedo se encuentran el marqués de Montecorvo y su hijo Tristán, que tratan de salvarse de la ira proletaria buscando el cobijo del gobernador.

De nuevo, Alfonso Zapico ha construido un retrato complejo de la convulsa sociedad asturiana de ese crucial momento histórico. Con acierto y mucha gracia, el autor refleja la división de las izquierdas. Aunque en el caso asturiano se unieron para la revuelta, cada partido y cada movimiento tenía ideas y objetivos diferentes para la revolución.  La conversación que mantienen dos mineros, uno socialista y otro comunista, en que uno le habla sobre su pueblo y la rivalidad con las poblaciones de su entorno consigue sublimar las tradicionales disputas entre los partidarios de la izquierda. Al mismo tiempo, Zapico también muestra la ineptitud del gobernador de Asturias y la inacción del gobierno de Lerroux, que finalmente decide actuar con brutalidad y envía al general Francisco Franco al mando de las tropas del ejército de África.

Algunos de los temas fundamentales para comprender la realidad española de la época vuelven a tener una gran importancia. Las desigualdades sociales, el papel de la mujer, el lugar de la religión en la sociedad… Zapico trata estas temáticas de forma muy original y valiéndose de muy diversos recursos. La familia de un importante abogado ovetense acoge a Isolina, Apolonio y un par de sus compañeros proletarios. Los diálogos, los silencios y los pequeños gestos permiten que esas dos clases sociales enfrentadas, que se ignoran y desconocen, por fin se vean cara a cara. Zapico vuelve a huir del maniqueísmo y constata que personas despreciables formaron parte de ambos bandos, pero también lo hicieron personas bondadosas.

Las mujeres siguen ocupando un lugar central en la trama. Desde el protagonismo de Isolina hasta la esposa del abogado, que representa a las mujeres de clase alta, pasando por las mujeres que siguen con su día día en la cuenca minera. Frases antológicas como «Las vacas no entienden de revoluciones», pronunciada por Amalia muestran la fuerza de la realidad y el alejamiento de los ideales por los que luchaban los mineros de la vida cotidiana de su entorno. Las mujeres de clase obrera sufrían una doble discriminación, por su clase social y por su condición de mujeres, ya que pese a la voluntad de cambiar de arriba a abajo la sociedad, sus compañeros revolucionarios estaban muy alejados de posiciones igualitarias. Las mujeres de clase media y alta también sufrían su condición femenina y se esperaba que fueran esposas y madres, siempre al servicio de sus maridos.

El gran acierto del autor asturiano es utilizar las historias personales de los personajes para crear un completo retrato social de la Asturias de 1934. Los personajes de Zapico son complejos, con aristas, con luces y sombras. El dibujante consigue que pese a que todos conocemos cómo acabó la revolución, queramos seguir conociendo cómo la vivieron Isolina y Tristán, Apolonio y el resto de sus compañeros. La aparición de Franco al mando de las tropas africanas marca un claro punto de inflexión en el porvenir de la revuelta, pero como afirma Apolonio, él no se quedará a luchar hasta el final ni huirá, tan solo volverá a casa porque está cansado.

No debemos olvidar que mientras Zapico juega con sus creaciones, nos sitúa en medio de la acción bélica. Tiroteos, explosiones y persecuciones dominan la escena, pero el dibujante tiene la habilidad de ir tejiendo pequeñas historias cotidianas sin que por ello la acción se resienta. Es interesante fijarse en los recursos propios del cómic de los que se sirve para recrear el movimiento y el dinamismo de los enfrentamientos: multitud de onomatopeyas, lineas cinéticas, trazo amplio y desdibujado en ocasiones… Todo un catálogo que Zapico utiliza a su antojo con gran efectividad.

A grandes rasgos, el aparato gráfico de este tomo mantiene los principales elementos que ya usó Alfonso Zapico en el primer volumen: blanco y negro, gama de grises para crear atmósferas, personajes caricaturescos muy expresivos… La gran novedad, que muestra la evolución del dibujante, es la utilización de un trazo más suelto, más dinámico, perfecto para reflejar las grandes dosis de acción inherentes a la revolución. Además, es destacable como los fondos de las viñetas, muy elaborados en el primer volumen, han ganado en sobriedad, de forma que nuestra atención se centra más en el argumento. Otro recurso interesante, que ya aparecía en el anterior volumen, es la presencia de páginas de color negro en determinados momentos que resaltan el dramatismo de lo que ocurre.

Alfonso Zapico ha vuelto a demostrar con el segundo tomo de La balada del norte que es un gran dominador del cómic histórico. Siempre desde su personal visión, como ya hiciera en obras anteriores, es capaz de recrear el pasado de forma brillante. El uso de la ficción como forma de relatar la historia vuelve a funcionar y permite a Zapico mostrarnos realidades complejas mientras nos atrapa con las peripecias de sus personajes. El tercer volumen, con el que concluirá esta magna obra, mostrará qué sucedió en Asturias tras el fracaso de la revolución, pero por encima de todo nos mostrará el destino de los protagonistas, que finalmente fue el destino de aquellos que lucharon para cambiar las cosas y se encontraron ante un mundo demasiado hostil y despiadado para llevarlo a cabo. La espera se hará larga.

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