Las aventuras de Joselito. El pequeño ruiseñor, de José Pablo García (Reino de Cordelia)
Mi generación – nací en el 85 – no vivió en primera persona los éxitos de Joselito, pero todos hemos oído hablar a nuestros padres de él o incluso hemos visto alguna de sus películas en una de tantas reposiciones televisivas. Su condición de personaje folclórico no me llamaba especialmente la atención y cuando me enteré que se había publicado un cómic biográfico sobre él, no le hice demasiado caso. Me sorprendió mucho que Iván Galiano (no os perdáis su blog) lo incluyera en su lista de mejores cómics de 2015 para la revista Jot Down y al verlo ahí, fui directo a Entrecomics y leí la elogiosa reseña que le había dedicado Gerardo Vilches. Ante el alud de novedades y de lecturas pendientes, Las aventuras de Joselito volvió a caer en mi particular olvido; pero hace un par de semanas lo vi en la sección de Novedades de la biblioteca de mi barrio y me dedicí a leerlo. No pude tomar una mejor decisión.
José Pablo García creó una obra muy original y tan solo es necesario hojear mínimamente el cómic para ser consciente de la titánica labor que llevó a cabo el autor malagueño: crear un cómic de casi 150 páginas utilizando más de cuarenta estilos gráficos distintos. Desde las viñetas más primitivas hasta el underground, pasando por la línea clara, el manga, Bruguera o Kirby, el dibujante recorre la vida de José Jiménez Fernández, Joselito, y al mismo tiempo recorre y homenajea la historia del noveno arte. Gráficamente la obra es deslumbrante, pero además los pequeños episodios que narran la vida del cantante son muy efectivos a nivel narrativo. Estamos ante una gran novela gráfica.
José Jiménez Fernández nació en 1943 en Beas de Segura, provincia de Jaén. La posguerra fue una etapa tremendamente dura para la población española, especialmente en algunas zonas rurales, donde el hambre y la miseria tenían una gran presencia. La infancia de José, aún no bautizado con el que sería su nombre artístico, fue muy difícil y estuvo marcada por el más puro instinto de supervivencia. Sus dotes para el canto eran innatas, pero en un entorno tan pobre no podía sacarle demasiado partido a su don. Junto con su hermano decidió emigrar a Valencia, donde podrían trabajar en la construcción de una presa. El viaje a pie fue uno de los episodios más duros de su vida, aunque no pudo concluir mejor, ya que por puro azar pudo introducirse en el mundo de la canción.
A partir de ese momento, Joselito vivió un ascenso vertiginoso hasta convertirse en una estrella. Un niño de voz prodigiosa, con un gran carisma, que rápidamente destacó como un elemento luminoso en la gris España franquista. Multitud de recitales, películas, giras… pero siempre rodeado de personas que se aprovechaban de él. Ganaba dinero suficiente para mantener a su familia y rescatarlos de la pobreza, pero la mayor parte del dinero que generaba iba a los bolsillos de representantes e intermediarios varios.
Joselito era una estrella que brillaba también en otras partes del mundo. En Francia vendió aún más discos que en España y sus conciertos eran un gran éxito. En los Estados Unidos también gozaba de una gran celebridad, como demuestra su presencia – por dos veces – en el Late Show de Ed Sullivan, uno de los programas televisivos más importantes de la época. Para alguien como yo, que desconocía totalmente la figura del pequeño ruiseñor, fue una gran sorpresa descubrir esta enorme repercusión internacional.
Algunos de los episodios más interesantes parecen de ciencia ficción, aunque son reales. Joselito estaba en Cuba cuando triunfó la Revolución Cubana liderada por Fidel Castro y Ernesto El Che Guevara, quienes además se alojaron en el mismo hotel que el cantante en La Habana. Otro ejemplo fue su encuentro con el papa Juan XXIII, retratado magistralmente por José Pablo García con el estilo de Jack Kirby.
Joselito era un niño al que impedían crecer, pero la naturaleza es implacable y su voz y su cuerpo cambiaron. Repentinamente buena parte de la gente que lo idolatraba lo abandonó y varias decisiones financieras equivocadas hicieron que su vida diera un giro total. Su vida amorosa también era complicada – maravillosas las viñetas con formato de tebeo para niñas de la época – y Joselito decidió iniciar una nueva aventura para escapar. Se fue Angola, en plena guerra de independencia, donde trabajó como cazador, fue secuestrado y se enconró con una violencia terrible.
Cuando volvió a España montó diversos negocios que lo absorbieron totalmente. La droga, el trato de la prensa y sus problemas económicos lo acabaron convirtiendo en el prototipo del juguete roto. Entró en la cárcel, salió, volvió a entrar y poco a poco pasó a ser un objeto más de la prensa del corazón. Sus apariciones en diversos programas televisivos volvieron a hacer de él un personaje popular, aunque su consideración social era totalmente diferente de la que había tenido en su juventud.
Como comentaba anteriormente, el nivel gráfico del cómic es impresionante. Más de cuarenta estilos diferentes se convierten en un gran catálogo de la historia del cómic. Se podría pensar que es un ejercicio puramente artificial y esteticista, pero no es así. Si se analizan los difrentes episodios, el estilo y la trama se conjugan perfectamente. La infancia y el hambre con el estilo clásico de la editorial Bruguera, las historias más sentimentales con el estilo de las revistas románticas pensadas para chicas, su contacto con la Revolución Cubana siguiendo la línea clara de Hergé y Tintín; y así sucesivamente. Todo tiene sentido, nada está dejado al azar. Diferentes técnicas, diferentes enfoques, multitud de recursos… José Pablo García hace un compendio de casi todas las posibilidades gráficas y narrativas del cómic, pero siempre al servicio de la historia que nos cuenta.
Tanto si conocéis el personaje como si no, tanto si tenéis grandes conocimientos de la historia del cómic como si no, acercaos a Las aventuras de Joselito. A través de su vida podemos ver la evolución de España en la segunda mitad del siglo XX y además podemos observar las diferentes formas en que el cómic ha ido cambiando. Es una obra muy original, pero su principal virtud es que nos cuenta una gran historia de la mejor manera posible. Es indudablemente uno de los cómics que más gratamente me han sorprendido en los últimos tiempos. Por si aún tenéis dudas, os invito a que le echéis un vistazo a sus primeras páginas.