Las guerras silenciosas, de Jaime Martín (Norma Editorial)
La guerra de Ifni es uno de los conflictos bélicos más desconocidos de la España del siglo XX. El régimen de Franco consiguió ocultarlo a la opinión pública de la época y ante la atracción que en los últimos años ha ejercido la guerra civil, la guerra del Protectorado Sur – nombre que recibía el territorio – ha pasado desapercibida. Fue un conflicto corto, que tuvo lugar entre octubre de 1957 y abril de 1958, en el que murieron 198 soldados españoles, 574 fueron heridos y 80 fueron declarados desaparecidos. (Ver Ifni. La guerra que perdió Franco en El País).
En los años posteriores al conflicto, que formalmente no había terminado, Sidi Ifni fue el destino de miles de jóvenes españoles que eran enviados allí a cumplir con el servicio militar obligatorio. Uno de estos desafortunados reclutas fue el padre del dibujante Jaime Martín, que llegó a Ifni en 1962. Tras una estancia forzada de dieciocho meses pudo regresar a Barcelona, pero la experiencia lo había marcado profundamente y de por vida. Tras escuchar a su padre explicando las anécdotas de la mili centenares de veces y después de leer el diario que éste había escrito sobre su tiempo en el norte de África, Jaime Martín decidió crear un cómic que relatara sus peripecias. Las guerras silenciosas fue publicado en 2013 en Francia – donde fue nominado a mejor obra en el Festival de Angoulême – y, finalmente, en 2014 Norma lo publicó en castellano.
El relato de Jaime Martín tiene tres niveles narrativos: por un lado, los recuerdos de su padre durante su estancia en Ifni; coetánea a esta primera linea argumental, el cómic nos muestra los recuerdos de su madre sobre esa época; y en último lugar, con el propio dibujante como protagonista, somos testigos del proceso de creación de la obra. La combinación de las tres funciona muy bien y el ritmo narrativo es el adecuado para que la historia avance.
A pesar de la importancia del resto de personajes, el protagonista indiscutible de la obra es el padre de Jaime Martín. Sus recuerdos retratan de forma muy certera la España de los años 60. Su infancia es un claro ejemplo de las duras condiciones materiales que padecía buena parte de la población española. Su juventud, la etapa en la que debía iniciar una vida autónoma, fue truncada por el servicio militar, que en aquella época tenía una duración de dos años. Asimismo, en otra muestra de los valores que imponía la dictadura franquista, un hombre no era considerado un hombre de verdad hasta que no había cumplido con su deber hacia la patria y por tanto, hasta después de hacer la mili era difícil encontrar trabajo.
Un gran acierto de Jaime Martín es incluir en el relato la visión de su madre, que muestra la precaria situación de las mujeres en una sociedad tan machista. Es espeluznante cómo narra la persecución y el seguimiento que padecían muchas chicas por parte de las familias de sus novios que estaban haciendo la mili. Las múltiples discriminaciones que padecían, en todos los ámbitos, son perfectamente reflejadas en el cómic, de modo que el relato principal gana en profundidad y en matices.
La linea argumental situada en el presente también es muy interesante, ya que Jaime Martín nos habla de las dudas que lo asaltan durante el proceso de creación de la obra. La implicación personal en la historia que narra, como les sucede a Antonio Altarriba en El arte de volar o a Miguel Gallardo en Un largo silencio, hace que la forma en que es transmitida la historia de su padre sea realmente importante y, en momentos concretos vemos la presión que sufría el dibujante mientras trasladaba al cómic las memorias de su progenitor.
A nivel gráfico el trabajo de Jaime Martín es fabuloso. Se nota que el proceso de documentación ha sido exhaustivo y los elementos militares – uniformes, vehículos, escenarios – son totalmente realistas. El uso de fotografías como recurso puntual – a diferencia de Guibert en El fotógrafo donde las fotografías son la base del cómic – funciona fantásticamente y dota de mayor verosimilitud al relato. Las composiciones de página son variadas, sin llegar a ser excesivamente atrevidas, pero aportan la necesaria fluidez a la narración. La edición de Norma, de un tamaño mayor que sus habituales tomos de novela gráfica, permite al dibujante barcelonés crear viñetas realmente espectaculares. El color está a una gran altura, especialmente en los fragmentos situados en Ifni, en plena zona desértica. Gerardo Vilches compara en su reseña, con acierto, los colores que utiliza Martín con los de Paco Roca en Los surcos del azar, ya que el escenario es parecido.
La conjunción de las tres tramas es lo que hace que Las guerras silenciosas sea un cómic redondo. El retrato del franquismo y de la sociedad que el régimen creó está a la altura del mejor libro de historia sobre el periodo. El papel de la mujer, la despiadada actitud de los oficiales hacia sus soldados, las durísimas condiciones que éstos sufrían, la impotencia de tener que malgastar dos años de su vida en beneficio de un régimen sanguinario, la manipulación informativa… todos estos temas y muchos más tienen cabida en las 160 páginas de Las guerras silenciosas. Momentos trágicos, momentos divertidos, momentos entrañables y grandes reflexiones hacen de esta obra uno de los mejores ejemplos de la recuperación de la memoria histórica a través del cómic.
PD: os recomiendo encarecidamente la lectura de esta entrevista a Jaime Martín en el blog Cosas de Absenta, de Roser Messa.
PD 2: también es muy recomendable echar un vistazo a esta entrada en el blog del propio dibujante en el que incluye una galería fotográfica realmente interesante.
Hola! Soy la chica que ha intervenido hoy en la charla «Cómics contra el olvido». No te he podido saludar porque iba tardísimo, pero al llegar a casa he estado leyendo tu blog y te felicito con entusiasmo. Es fantástico!!! Es una maravilla y la selección es muy buena (me encanta que más gente compartamos el amor por el cómic europeo.. Yo viví en Bélgica y de ahí la afición).
En diciembre reanudo clases y me encantaría utilizar material del blog y quién sabe, quizás se me ocurran proyectos para compartir.
Gracias por este fantástico trabajo, maria
Oh, ¡qué bien! Me alegra mucho que te haya gustado 😉 Me encantan los cómics y me encantaría utilizarlos más en clase, pero como estoy dando solo 1o de ESO me quedo con Asterix y poco más 😦 Hay cosas realmente interesantes y como he dicho en la charla, creo que estamos en un buen momento para el cómic y la memoria. Estamos en contacto, que seguro que se nos ocurrirán cosas 🙂
Claro!
Abrazos! maria