Atrapado en Belchite, de Sento Llobell (Autoedición)
La guerra civil española ha sido el eje central de multitud de libros, películas y cómics, pero aún son miles las historias que quedan por contarse. Una de ellas es la de Pablo Uriel, cuyas memorias – tituladas No se fusila en domingo – fueron publicadas por la editorial Pre-textos. Su yerno, el dibujante valenciano Sento Llobell, decidió crear un cómic – finalmente una trilogía – para narrar sus vivencias durante la guerra. Atrapado en Belchite es la segunda parte, después del éxito de Un médico novato, con la que Sento ganó el premio Fnac-Sins Entido en 2013 y de la que hablé en una entrada anterior.
En esta ocasión Sento y Elena Uriel decidieron autoeditar el cómic, ya que el ritmo de publicación que quería imponer la editorial no se adecuaba a su idea de completar la trilogía en 2016. Como han explicado en las presentaciones de Atrapado en Belchite (pude asistir a la presentación en Barcelona) o en diversas entrevistas, esta nueva labor ha resultado apasionante. De momento, la primera tirada de mil ejemplares numerados está prácticamente agotada y están a la espera de la impresión de otros mil.
Si en el primer volumen Sento nos presentaba al joven Pablo Uriel y nos explicaba cómo vivió el inicio de la guerra y su paso por la prisión militar de Zaragoza; en este segundo, el protagonista entra a fondo en el conflicto bélico y vive una de las batallas más duras de la contienda, la de Belchite en 1937. El tono es el mismo, pero la parte bélica adquiere un mayor protagonismo, ya que el joven médico decide irse a combatir al frente para escapar del peligro de una nueva detención en la Zaragoza controlada por los grupos de falangistas.
A Pablo, que como comprobamos en Un médico novato era de izquierdas, le tocó combatir con los rebeldes. El frente de Aragón era un lugar poroso desde el que era fácil pasar al territorio controlado por los republicanos y con esa esperanza y con el alivio que le causaba dejar Zaragoza, se fue a la guerra. Es interesante comprobar como Pablo Uriel fue víctima del azar, igual que muchos otros españoles que se vieron forzados a luchar, en ocasiones en el bando contrario a sus ideales.
Uriel llegó al frente de Aragón a inicios de 1937 y vivió la ofensiva republicana que trataba de recuperar Zaragoza. Las primeras semanas fueron muy tranquilas, como muestran las cartas que el protagonista escribe a sus hermanas. La protección del Capitán Pellicer fue fundamental para estar a salvo de la persecución que los falangistas llevaban a cabo entre las filas de su propio bando.
Un personaje fundamental en el transcurrir de la novela gráfica es Tula, la perrita que salva Pablo Uriel y que será su fiel compañera durante todo el relato. Sento, además, la utiliza para mostrar el paso del tiempo, ya que Tula va creciendo a medida que la guerra avanza. Multitud de momentos tensos y emotivos recorren el cómic, como es obvio, pero me gustaría destacar dos de ellos: la recreación que hace Sento de la tregua navideña, en que soldados de ambos ejércitos cantan villancicos juntos, una escena magistral; y la espectacular secuencia de acción que pone fin a la obra.
El cómic avanza con un ritmo muy fluido y permite observar la vida cotidiana del frente, llena de penurias. La tranquilidad de Pablo Uriel llegó a su fin cuando el ejército republicano inició una ofensiva total para tratar de cercar Zaragoza. El papel de las Brigadas Internacionales, los voluntarios que llegaron a España a defender la República y la democracia, fue esencial y el autor valenciano configura una Brigada Lincoln muy verosímil.
Las tropas franquistas vieron peligrar sus posiciones, puesto que Franco estaba centrando sus esfuerzos en el Frente del norte, de modo que las tropas establecidas en Aragón tenían tan solo como objetivo resistir. Ante los avances republicanos, el regimiento de Pablo Uriel fue destinado a Belchite, donde la violencia alcanzó niveles dantescos.
La novela gráfica es un gran testimonio de la labor de los médicos y sanitarios en la guerra. La escasez de medios, las precarias condiciones y el peligro constante provocan que las vivencias del doctor Uriel fueran terribles. El cómic finaliza cuando acaba la batalla de Belchite y el médico zaragozano continuará padeciendo la guerra civil en el tercer volumen, que esperemos que esté a la venta en menos de un año.
En lo referente al apartado gráfico Atrapado en Belchite mantiene los aspectos básicos de su predecesora Un médico novato. El realismo de los escenarios contrasta con el aspecto caricaturesco de los personajes, pero el conjunto vuelve a estar a gran altura. Los elementos bélicos como uniformes o armamento están muy documentados y el cómic consigue trasladarnos a la guerra.
Elena Uriel merece una mención especial, ya que sin su trabajo tanto en la documentación como en el color, Sento no hubiera podido llevar a buen puerto el cómic. El color es uno de los ejes del cómic, ya que facilita la lectura además de aportar una importante carga estética. Las banderas son reconocibles, las camisas azules de los falangistas destacan entre las multitudes y la sangre dota de mayor dramatismo a la historia. En cuanto a la documentación, la tarea de la hija de Pablo Uriel también ha sido exhaustiva, ya que la correspondencia del doctor ha permitido reconstruir sus peripecias bélicas. Es precioso el apéndice que incluye las fotografías y los documentos que han servido a Sento para plasmar las memorias de su suegro.
Estamos ante una gran obra que mantiene el altísimo nivel de la primera parte. La valoración definitiva se deberá hacer cuando la trilogía esté completa, pero si el tercer volumen está a la altura de los dos ya publicados, estaremos ante una de las mejores obras sobre la guerra civil en cualquier formato, no solo en cómic. Lectura totalmente recomendable. Como aperitivo os dejo con el booktrailer elaborado para su promoción.